martes, 9 de agosto de 2011

no es lo mismo pensar que sentir

Un buen día, quizá el menos pensado, todo el castillo que creías tan sólido comienza a temblar, porque te encuentras de nuevo cara a cara con el dolor ese sentimiento tan helado y tan dormido del que ya casi ni te acordabas, y que, a pesar de todo, sigue ahí, y comienza a despertarse con todas las fuerzas acumuladas por el tiempo y quiere salir, quiere gritar, y la razón piensa:
- ¡Otra vez no! ¿O a caso no te acuerdas el tiempo que te costó volver a ponerte en pie?, ¿o no te acuerdas de esas noches sin dormir, de esos desvelos y angustias, de tus días vacíos, de tus noches sin estrellas? ¿Quieres realmente volver a vivir todo eso, ahora que ya estas de pie? Porque, sinceramente, amores no te faltan, tienes la capacidad de enamorar a quien quieras, y te vas a volver a hacer daño por un hombre que, en realidad, no sabes si te quiere, no sabes si te engaña? Haz lo que te digo, no existen los amores eternos, y seguramente, todo eso lo único que te va a hacer es ilusionarte y volverte a hacer daño.
El corazón, aturdido por las palabras de la razón, se queda sin aliento, pero después de un rato de pensar, cuando la razón ya creía tener ganada la partida, el corazón replica:
- No sé si tus palabras son del todo ciertas, pero sí sé que no son tampoco del todo equivocadas: no es lo mismo pensar que sentir, no es lo mismo razonar qe hacer las cosas impulsivamente, porque los que piensan son aquellos que nunca se arriesgan, y pobre de aquel que no esté dispuesto una vez en su vida a perderlo todo por la persona que quiere, pobre de aquel que no está dispuesto a olvidar, porque nunca será perdonado, pobre de aquel que está tan ciego y vacío, que no es capaz de dejar de lado todas las putadas de la vida por amor...

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