- ¿Alguna vez has extendido los brazos y dado vueltas muy rápido?- Me preguntó tan sonriente como de costumbre.
- No.- Contesté confuso.- ¿Por qué iba a hacerlo?
- Dame la mano.- Contestó ella confiada.
Si las miradas nos hiciesen volar, ella me habría elevado hasta la misma Luna. Confiado y contento, no dudé en cogerla fuertemente de la mano.
-Bien, ahora giremos.- Y comenzamos a girar.
- ¿Qué pasa? ¿Qué debo ver?
- ¿No lo sientes? Es como cuando te enamoras, ese cosquilleo en la barriga, ese subidón de adrenalina seguido de las ganas de gritarle al mundo que eres feliz y que no necesitas nada más. Es... como cuando te tengo cerca.
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